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Nuestra historia

Soy Caro García Sáenz, fundadora de Woombale, un proyecto que nació oficialmente en 2018, pero que empezó mucho antes…
en una búsqueda personal por encontrar un ritmo más auténtico, más humano, más conectado con lo esencial.

Tenía ya seis años viviendo en Salta, yo —una citadina inquieta— aprendiendo a vivir en una provincia que invita al encuentro y a la naturaleza, más que al vértigo de una ciudad como Buenos Aires.
Junto a Juan estábamos construyendo una nueva vida, nuestro nido, donde nacieron nuestros primeros dos pinchoncitos.

Sabía que el lugar donde quería estar era junto a ellos, pero mis manos inquietas necesitaban crear.
Hasta que un día, una amiga me dijo:

“A vos que te gusta tanto el agua, ¿por qué no hacés trajes de baño?”

Nunca había fabricado nada.
Nunca me interesó la moda, ni siquiera salir a comprar ropa. Pero la necesidad tiene cara de hereje, y esa idea, por alguna razón, resonó.
Así que, desde el escritorio de mi casita salteña, empecé a googlear cómo emprender.

Y como suele pasar cuando algo tiene que ser, el universo acompaña a los que se animan a empezar.
Encontré a Mariana, nuestra moldera, tan detallista y prolija que su “ya llegaste tarde este año” terminó siendo una de las primeras lecciones de orden y paciencia.
Compré las primeras telas online, una prima me ayudó con las estampas, mi mamá con la logística, mis amigas con las fotos… y los primeros compradores fueron amigos que confiaron sin dudar.

Así, sin darme cuenta, Woombale estaba naciendo.
Y al poco tiempo, llegaron pedidos de mayoristas —incluso de Uruguay y Rosario— y esa fue la señal que necesitaba para seguir apostando por este sueño.

Hoy, después de más de ocho años, Woombale es mucho más que una marca de trajes de baño.
Es una manera de vivir, una invitación a celebrar la infancia, la familia, la tradición y la vida al aire libre.

Detrás hay un equipo lleno de amor y compromiso:
mi mamá, que sigue siendo el corazón de la logística;
Mariana, que da forma a nuestros moldes y logra esos calces perfectos que ya son sello de la marca;
los cortadores, los talleres, y todas las manos que hacen posible cada prenda.

Sabemos que no somos perfectos, pero tenemos la intención constante de mejorar.
Nos gusta escuchar a nuestras clientas, aprender de sus experiencias y seguir creando productos con excelente calidad, buen calce y protección UV50+, pensados para acompañar la infancia desde el juego y la libertad.

No inventamos un imperio, pero sí construimos un lugar con alma.
Porque cuando uno se anima a hacer, aunque no sepa cómo, la vida responde.
Como dice Isabel Allende, “todos somos actores improvisando”.

Y así seguimos: improvisando con amor, creciendo con propósito y agradeciendo cada historia que Woombale nos permite tejer junto a ustedes. 🌊💛

Nuestra historia

Soy Caro García Sáenz, fundadora de Woombale, un proyecto que nació oficialmente en 2018, pero que empezó mucho antes…
en una búsqueda personal por encontrar un ritmo más auténtico, más humano, más conectado con lo esencial.

Tenía ya seis años viviendo en Salta, yo —una citadina inquieta— aprendiendo a vivir en una provincia que invita al encuentro y a la naturaleza, más que al vértigo de una ciudad como Buenos Aires.
Junto a Juan estábamos construyendo una nueva vida, nuestro nido, donde nacieron nuestros primeros dos pinchoncitos.

Sabía que el lugar donde quería estar era junto a ellos, pero mis manos inquietas necesitaban crear.
Hasta que un día, una amiga me dijo:

“A vos que te gusta tanto el agua, ¿por qué no hacés trajes de baño?”

Nunca había fabricado nada.
Nunca me interesó la moda, ni siquiera salir a comprar ropa. Pero la necesidad tiene cara de hereje, y esa idea, por alguna razón, resonó.
Así que, desde el escritorio de mi casita salteña, empecé a googlear cómo emprender.

Y como suele pasar cuando algo tiene que ser, el universo acompaña a los que se animan a empezar.
Encontré a Mariana, nuestra moldera, tan detallista y prolija que su “ya llegaste tarde este año” terminó siendo una de las primeras lecciones de orden y paciencia.
Compré las primeras telas online, una prima me ayudó con las estampas, mi mamá con la logística, mis amigas con las fotos… y los primeros compradores fueron amigos que confiaron sin dudar.

Así, sin darme cuenta, Woombale estaba naciendo.
Y al poco tiempo, llegaron pedidos de mayoristas —incluso de Uruguay y Rosario— y esa fue la señal que necesitaba para seguir apostando por este sueño.

Hoy, después de más de ocho años, Woombale es mucho más que una marca de trajes de baño.
Es una manera de vivir, una invitación a celebrar la infancia, la familia, la tradición y la vida al aire libre.

Detrás hay un equipo lleno de amor y compromiso:
mi mamá, que sigue siendo el corazón de la logística;
Mariana, que da forma a nuestros moldes y logra esos calces perfectos que ya son sello de la marca;
los cortadores, los talleres, y todas las manos que hacen posible cada prenda.

Sabemos que no somos perfectos, pero tenemos la intención constante de mejorar.
Nos gusta escuchar a nuestras clientas, aprender de sus experiencias y seguir creando productos con excelente calidad, buen calce y protección UV50+, pensados para acompañar la infancia desde el juego y la libertad.

No inventamos un imperio, pero sí construimos un lugar con alma.
Porque cuando uno se anima a hacer, aunque no sepa cómo, la vida responde.
Como dice Isabel Allende, “todos somos actores improvisando”.

Y así seguimos: improvisando con amor, creciendo con propósito y agradeciendo cada historia que Woombale nos permite tejer junto a ustedes. 🌊💛